Una locura de 50 ediciones

La historia de Un Pasquín se comenzó a escribir el 10 de diciembre de 2005, en vísperas de la primera reelección, cuando comentábamos con dos colegas el hastío que nos producía el tono unanimista de los medios del país. Parecía que los periódicos, las emisoras y los canales de televisión se hubieran puesto de acuerdo no sólo para cubrir la información desde un mismo ángulo, sino también para opinar en un mismo sentido.

Aquella tertulia de amigos, un sábado decembrino, que se diluyó entre tinto y descontento, derivó en un plan que parecía una absoluta locura: crear un periódico. Sin perder tiempo, comencé a pensar en posibles colaboradores, en el formato, la cantidad de páginas, la calidad del papel, etcétera. La mañana siguiente, ya tenía resueltas tres cuestiones básicas. La primera, el nombre: decidí que el periódico se iba a llamar Un Pasquín; pues de esa manera les salía al paso a los unanimistas que, de todas formas, iban a usar ese remoquete para tratar de ningunearlo. La segunda, que aunque quería hacer un periódico ‘políticamente incorrecto’, no tenía el menor interés en ponerle un tono mamerto ni resentido. Y la tercera, que sería un periódico gratuito en el sentido más amplio del término: no se les cobraría a los lectores y no se les pagaría a los colaboradores.

Con esas premisas, llamé a un puñado de amigos y conocidos para invitarlos a participar en el proyecto: todos aceptaron la convocatoria y abrazaron la idea con entusiasmo. Después de cotizar el costo de impresión concluí que podía financiarla con mis propios recursos; no porque yo fuera un magnate, como cualquier Uribe Vegalara o López Caballero, sino porque hoy por hoy hacer un periódico es mucho más barato de lo que la gente podría suponer. En especial si los colaboradores trabajan ‘ad honorem’.

Sin perder un minuto me puse a diseñar el logo, trazar los bocetos iniciales y diagramar los primeros artículos, en prolongadas jornadas de trabajo, mientras a mi alrededor casi todo el mundo se sumergía en las celebraciones navideñas. El primer resultado de todo ese esfuerzo se vio el 22 de diciembre de 2005, cuando salió de la rotativa de El Nuevo Siglo la Edición Cero, de 12 páginas en blanco y negro, con un diseño retro y una nómina de colaboradores que muchos medios envidiarían, sobre todo tratándose de un periódico independiente, hecho con las uñas. En enero de 2006, apareció el número uno, que fue el punto de partida de las cincuenta ediciones que acabamos de completar.

Cuatro años después, al ver que las motivaciones que inspiraron aquel disparate inicial siguen prácticamente intactas, parece que no hubiéramos avanzado un milímetro. Sin embargo, el deterioro de la institucionalidad sumado a los numerosos crímenes y escándalos propiciados por el gobierno de la seguridad democrática, han puesto en más de una ocasión la razón de nuestro lado. Finalmente no estábamos tan locos.

9 comentarios sobre “Una locura de 50 ediciones

  1. Vladdo, para muchos Un Pasquín es fuente de esperanza en el futuro de Colombia… Gracias a ti y a los demás por dedicarse a ese projecto y por darnos esta satisfacción grande. Y gracias por eligir este nombre, que trae un pedacito de Roma a las alturas bogotanas! Un abrazo, Doppiafila

  2. ¡felicitaciones por las 50 ediciones! tiene toda la razón: las motivaciones iniciales siguen prácticamente intactas, pero el deterioro (de muchas cosas) ha seguido – razón de más para seguir adelante con el periódico

    av

  3. Excelente, todo es de ganas y persistir en ideas graduales para contribuir a perfilar lo que mañosamente informan los periòdicos de constumbre. En relidad me motiva còmo comunicador encontrar un medio tan independiente como el suyo señor Havladdo. Què empuje de colaboradores emano dentro de sus ideas sorprendentes. Abrazos enormes del Zancudo.

  4. Vladdo: siempre hay que leer y mucho que leerle a UN PASQUÍN; no conocía todo el esfuerzo que Usted le ha dedicado a este asunto, dicho por sus colaboradores que, guardadas las infinitas proporciones, al igual que en Soho posan gratis en esas páginas que Usted en calidad de todero le entrega a un público que lo respeta. Dicha la colombianada de Soho, debería alguna vez pagarle a alguien para que escriba en UN PASQUÍN, por ejemplo a JOG alias el Bigornio Solitario.

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